Con una carta comercial bien estructurada y argumentada podemos tener más posibilidades de que el destinatario atienda nuestra petición
Una buena estructura ayuda a hacer más compresible una carta puesto que sigue un desarrollo lógico y esperable. Hay que tener en cuenta, que salvo que se quiera ser muy rompedor, tener un buen esquema para la carta nos ayudará a que el destinatario sepa lo que pretendemos con la carta y actuar en consecuencia.
La estructura típica de una carta con fines comerciales o empresariales sería la siguiente.
En la presentación nos damos a conocer, indicamos nuestro nombre, la empresa a la cual representamos, el cargo que ocupamos en la misma, etc. Al igual que cuando nos presentamos ante alguien decimos quien somos, lo mismo hacemos a través de la carta.
En la exposición indicamos de una forma clara y concisa los antecedentes, poniendo en situación al destinatario de la carta y preparando, para que sea cohrente, la petición o solicitud que haremos a continuación.
En la solicitud es donde planteamos la petición, es el núcleo fundmental de la carta y es por lo cual la hemos enviado. Como siempre hay que ser claros y utilizar el tono adecuado para cada caso.
En los argumentos, que a veces son opcionales, reforzamos la exposición de motivos para que el destinatario considere más detenidamente nuestra solicitud.
En la despedida, cerramos la carta, a veces con una última idea.
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